Un estudio hagiográfico improbable y tres miembros fantasmas.
Introducción.
Pues sí. Parece que hay ciertas emociones más glamourosas que otras. A mí, que una de las cosas que más me importan en la vida es el glamour, me ha resultado un poco sorpresivo admitir que tengo cierta inclinación por presenciar la conservación minuciosa y ornamental de los cadáveres o pedazos de cadáveres de personajes casi siempre desmembrados, que resultan por una razón u otra, más o menos ilustres. He descubierto con igual o peor pudor estético, que a mí, en particular, me gustan los pedazos de las personas interesantes: Las reliquias. La televisión y una, preferimos a las personas interesantes, ya sean vivas, muertas o en pedazos.
[Miembro Tercero]
La bella Venezuela y sus amigos invisibles.
Aquí el Abad Choisy, usando ropa de mujer, como siempre le gustó, mientras escribía sus viajes por Asia en una ilustración de Gabriel Gutiérrez.
Aguamala o medusa
Introducción.
Pues sí. Parece que hay ciertas emociones más glamourosas que otras. A mí, que una de las cosas que más me importan en la vida es el glamour, me ha resultado un poco sorpresivo admitir que tengo cierta inclinación por presenciar la conservación minuciosa y ornamental de los cadáveres o pedazos de cadáveres de personajes casi siempre desmembrados, que resultan por una razón u otra, más o menos ilustres. He descubierto con igual o peor pudor estético, que a mí, en particular, me gustan los pedazos de las personas interesantes: Las reliquias. La televisión y una, preferimos a las personas interesantes, ya sean vivas, muertas o en pedazos.
Me gustan
y aunque me parezcan infinitamente tristes esas cajas donde se guardan
mariposas en crucifijo, me atraen con infinito morbo los cuerpos embalsamados,
averiguar datos sobre el conocimiento del proceso y los contenedores
cristalinos que contienen a la muerte.
Me gustan los miembros guardados en formol,
los fetos de reptiles de dos cabezas en el laboratorio de Biología y quizá, por
razones heredadas de algunos hombres de ciencia occidentales, me fascinaron,
desde niña, los rulos rubios de mi
hermano, conservados en una cajita
dentro del estuche de costura de mi madre. Sin embargo, entre todos
estos insospechados mausoleos
biológicos, lo que a mí más me gusta son las reliquias de los santos.
Yo no se
si Ud. lo sepa, pero como en mi antepenúltima vida fui un monje liberal del
medioevo europeo, tengo debilidad por ciertas cosas:
[Primero
Miembro]
[ En esa
vuelta de 180° a Francia y a mi cabeza, empecé a reconocer esta sensación de atracción por lo salomórfico* como objeto de estudio, por
supuesto. Soy el Abad Choisy, invitado a viajar al Reino de Siam]
- Una
tarde en Picardie, incrustada de piedras hermosas y más bien discreta entre las
atracciones del verano, una de las
cabezas de San Juan Bautista me llama desde un rinconcito de la catedral de
Amiens. Digo una porque el tiempo ha
multiplicado el milagro.
Más de dos
mil años han pasado desde que Salomé,
entendida de esa danza, que es precisa y voluptuosa (y del mambo), se hizo de los poderes de la seducción inmisericorde y antigua que hay en la
cadencia.
Gracia y poder utilizados para pedir a su padrastro la cabeza de Juan, que hombre o santo, juzgaba desde la beatitud o desde una moral bien poco endogámica, la relación de Herodes, su padrastro (y tío) con su madre, Juan, que se dice la rechaza, además de vociferar y señalar con desaprobación completa, los siete velos de deseo que Salomé despertaba o desvelaba, en su tío-padrastro y rey.
Afiche Aubrey Beardsley, artista del XIX hizo estos afiches para la presentación de la obra.
La
imaginación de Oscar Wilde hizo que Salomé enamorada de Juan, ejecutara su
danza frente al profeta, de quien pide la cabeza, por ignorarla. Con Salomé, Wilde fue a la cárcel, al desobedecer una ley
que prohibía poner en escena textos sagrados. Esta versión me parece más cercana
al drama de la mujer contemporánea, una puede identificarse más con eso de conseguir la cabeza del hombre que se haya vuelto un patán para ponerla en casa como un adorno bonito.Gracia y poder utilizados para pedir a su padrastro la cabeza de Juan, que hombre o santo, juzgaba desde la beatitud o desde una moral bien poco endogámica, la relación de Herodes, su padrastro (y tío) con su madre, Juan, que se dice la rechaza, además de vociferar y señalar con desaprobación completa, los siete velos de deseo que Salomé despertaba o desvelaba, en su tío-padrastro y rey.
Afiche Aubrey Beardsley, artista del XIX hizo estos afiches para la presentación de la obra.
¿En qué íbamos? Soy el Abad Choisy, veo en
Amiens las cuencas de Juan entre esmeraldas y zafiros, sobre uno de los posibles
platones en el que le llevaron a Salomé,
la prueba más contundente y tarantinesca
de por qué sus caderas no mienten.
"Una" de las cabezas y "uno" de los platos porque gracias a Dios y a este extraño afán de los seres humanos, existen 8 cabezas completas de San Juan Bautista y alrededor de 20 pedacitos de cabeza regados por el mundo.
"Una" de las cabezas y "uno" de los platos porque gracias a Dios y a este extraño afán de los seres humanos, existen 8 cabezas completas de San Juan Bautista y alrededor de 20 pedacitos de cabeza regados por el mundo.
Cuando le fue
presentada la cabeza de Juan a Salomé, fundadora del gore; la chica se lanza a
besar la mórbida boca de quien la rechaza y juzga eternamente, asqueando a sus
invitados: Qué morbo.
Asumimos que después de cumplido el capricho de la niña, los (al menos veinte) cuerpos de Juan habrán tenido otra suerte y reposarán sobre las piedras justas.
Asumimos que después de cumplido el capricho de la niña, los (al menos veinte) cuerpos de Juan habrán tenido otra suerte y reposarán sobre las piedras justas.
Veinte
Juanes en los sacros sepulcros de las ciudades
más viejas de Asia y de Europa para la satisfacción de monjes y morbosas doncellas por los siglos
de los siglos…
El
emperador de Siam me invita a ver una pelea entre ocho elefantes y dos tigres, mientras
bebemos té que se ha tostado bastante al sol y da una sensación de energía…-Fin
de la cita]
Ya no puedo seguir siendo el Abad Choisy.
Ya no puedo seguir siendo el Abad Choisy.
[Segundo Miembro]
Parnaso en los Alpes. Italia o la memoria de las cosas que alguna vez amamos (2009).
Hay un extraño, diminuto, frasco empantanado en el estudio de Antonio Canova.
Parnaso en los Alpes. Italia o la memoria de las cosas que alguna vez amamos (2009).
Hay un extraño, diminuto, frasco empantanado en el estudio de Antonio Canova.
En las
montañas de Adeso, el taller de Canova es el mausoleo de un hombre entregado a
la belleza de los griegos y sus dioses, disciplinado en su don privilegiado.
El enorme
taller es un depósito repleto de sátiros y titanes blancos, de héroes y de magdalenas
y de ninfas. El escultor dejó en Adeso una aldea de esa raza nívea y fría,
atrapada en la representación eterna de sus mitos.
Canova,
tan entregado a su tarea como otro monje, como se entregaba Choisy, absorto y disciplinado en la creación
de su raza de musas y semidioses blancos, fue un hombre discreto, bueno y
solitario.
En el taller de Asolo, esa tierra del Veneto
bajo los Alpes, entre las amplias
estancias sin muros del siglo XVIII…Ahí, entre algunos ensayos del abrazo
perpetuo entre Amor y Psique, ente la diáfana belleza de los poderes del
universo y sus ninfas. (Siempre las ninfas). Tal vez Amor y Psique sea mi estatua favorita. Tal vez sea mi misterio favorito también.
Para mí y para los hermosos ojos de Elisa Rigo, en la planta alta del
edificio los pétreos ángeles y héroes y las bellas gracias, no parecían anunciarnos al soberbio dedo del
artista, flotando a través de la luz
verde, del agua del frasco que lo conserva entre sus pétreos delirios.
Conservar
la carne. Esa materia que nos permite ser de agua y fuegos o de blanco mármol
por adentro. El dedo del muerto, la mano de artista zombie, es el objeto más misterioso en el hermoso Parnaso de Canova. [Miembro Tercero]
La bella Venezuela y sus amigos invisibles.
El General
Maduro, conductor de metro acostumbrado a llevar los trenes por el subterráneo, ha querido embalsamar los
restos de un hombre y perpetuar en esta reliquia del trópico aquello que los
orientales elevan y los occidentales le devuelven a la tierra.
Aunque
acartonada y triste, queremos perpetuar la huella de aquello que nos provocó cerrar la boca y
entender la vida, que puede ser tan
bella como dolorosa: los héroes y las musas de la mano de Canova, el delirante
libro de San Juan, el viaje al Reino de Siam de Chosy, el invierno bajo la
nieve de Asolo y las azules pozas en los ojos de Elisa Rigo.
El morbo es una palabra de origen obscuro,
como la mano de Canova en su brillante estudio y como las cuencas que juzgan y anuncian el mayor de los juicios. El morbo que es algo cercano a la culpa porque se retuerce en la evidencia de algo que ha pasado, en algo que se descompone dentro de nosotros y por eso, con lo enfermo. Morbo era hijo dos hermanos, Nix la Noche
y de Erebo, dios de la Obscuridad y de las Sombras.
Erebo,
hijo del Caos y hermano de la Noche, engendran a Morbo, la Enfermedad, divino resultado de un incesto entre hermanos, como la que juzgaba Juan ¿Qué habría sido de sus veinte cabezas, si hubiese presenciado esta nota del Gráfico mitológico, el juicioso de Juan? Cicerón decía que desde Roma y quizá hasta hoy en México o en Venezuela, Morbo es una divinidad.
Nos
aferramos a la prueba terrenal y fidedigna de la carne. La existencia de quien narra la fe o de quien hizo un palacio de nieve para ninfas.
Al argumentar por embalsamar sus restos ,el general Maduro nos dijo que la sonrisa de Chavéz sería el testigo de la Revolución y yo pensé en Salomé y la bandeja de plata que llevaba la cabeza de Juan.
Al argumentar por embalsamar sus restos ,el general Maduro nos dijo que la sonrisa de Chavéz sería el testigo de la Revolución y yo pensé en Salomé y la bandeja de plata que llevaba la cabeza de Juan.
El Morbo escondido en las cajitas de costura y en los más diáfanos rincones de la tierra, ahí donde es enaltecido el poder y la beatitud.
Nos interesa conservar la parte de la magia, del genio o de los poderes salomórficos de algunos que tuvieron privilegiados dones, pero la cadencia de la carne da vueltas de tuerca y en el afán de perpetuar la danza y la palabra de la vida, perpetuamos la Enfermedad, la nuestra, que es con la vida como su sombra, Érebo del mundo, indispensable y consecuente ante toda esa luz.
Nos interesa conservar la parte de la magia, del genio o de los poderes salomórficos de algunos que tuvieron privilegiados dones, pero la cadencia de la carne da vueltas de tuerca y en el afán de perpetuar la danza y la palabra de la vida, perpetuamos la Enfermedad, la nuestra, que es con la vida como su sombra, Érebo del mundo, indispensable y consecuente ante toda esa luz.
*La palabra salomórfico no existe fuera de este texto.
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