Conozco desde hace mucho tiempo a una SEÑORA, a quien llamaremos Susana, que se ha dedicado obsesivamente a cuidar y a constuir una familia perfecta e ideal. Es asombroso el enorme éxito que ha tenido superficialmente en tal empresa y el fracaso, definido desde esa perspectiva, que representa la vida íntima de sus integrantes. A saber, el FRACASO desde esa mirada con mamivan del año, jardín perfecto, perro-pedigrí, el club, el control, las escuelas caras muy caras, es parecido a esto:
-Niñas, no se junten con Débora porque se me hace que...¡ES LES.BIA.NA!-. Esta es una advertencia seguramente bienintencionada que hizo Susana a mis amigas y a mí cuando todas, también Débora la-les-bia-na, teníamos como 12 años. Diez años después su hija y su hijo salieron del clóset. Ironías de la vida. Agua mala, muy mala.
*Sí, lo de Susana es por Mafalda.
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