domingo, 23 de mayo de 2010

Sofia Boutella a Megatánc 7.

Me encanta lo que hace.



Se llama Sofía Boutella. Argelina, callejera y hermosa. Es una de las bailarinas principales de Madonna pero aquí está en primer plano, pongo este video porque no está editado y es ¡uf! increíble.

viernes, 21 de mayo de 2010

El canto de las ballenas y los derechos de autor.

Independientemente de que lo haga bien o mal, siempre he necesitado escribir. Cuando estaba en la primaria iba a una escuela activa que era la cosa más poquísimamadre que se puedan imaginar y fue ahí cuando comencé a hacerlo porque hasta me metí al taller de cuento. En quinto, cuando teníamos diez, quizá once años, escribía un diario. Seguramente fue el primero que tuve y todavía lo recuerdo porque estaba súpercursi: páginas rosas, candadito, corazoncitos de colores pastel y una monita toda contenida y melancólica con cara de caricatura japonesa, en fin, una auténtica joyaza de la fayuca.

Un día, ante la pubertad inminente, nació en mí la vena poética y escribí un largo poema al que recuerdo haberle echado hartísimo feeling y hartísimo estilacho. En él, iba describiendo cuidadosamente a un galán imaginario y perfecto. Contenta con mi obra maestra y por alguna razón hoy olvidada,(tal vez no llegaron a tiempo por mí) una tarde le mostré el poema a Aura en el baño de niñas bajo la confidencialidad absoluta que implica un evento como ese en tan sacrosanto espacio. Caray.

Aura era una niña del salón que no era taaan mi amiga, en ralidad, era como nuestra fansss pero nos llevábamos muy bien y tenía los papás más hippies y consentidores de todo el grupo. Élla lo leyó, me dijo que estaba ¡de pelos! (taaan noventera) y me lo pidió para llevárselo a su casa. Ahí voy yo de babosa y de pinche diva infantil consagrada (como mmm no se, ¿Lucerito? ajj) y obvio, la narcisoooota de mí, se lo presté. Al día siguiente ¡zaz! Mi poema nomamesigualitooo, estaba dedicado a Daniel López, el niño del salón que le gustaba a élla fotocopiado por todas partes... Malaondismo total. Cuando me repuse del coraje y lo pude leer con más cuidado me di cuenta de que no era realmente idéntico al mío sino que A-DE-MÁS le había metido mano y tenía un par añadiduras insólitas pero neta, neta, neta...¡insólitas! Con ustedes, la única que recuerdo:

"Tu voz es igual al canto de las ballenas."

Hasta con 11 años pensé:¡chaaaaale güeeey, "el canto de las ballenas"! ¡No-maaa-mes!.
Así, mi primera experiencia con los derechos de autor.

PD. Tras su terrible edición, Aura, evidentemente, fracasó...bitch!

Aguamalaaaaa

Guía práctica para llegar en 7 sencillos pecados al infierno.

 
1.Quisiera ser la mujer que duerme a tu lado. (Envidia)
2.Sinceramente serías más feliz conmigo. (Soberbia)
3.No voy a pagarle a nadie para hacerlo. (Avaricia)
4.Con un revolver en vez de un cuchillo. (Pereza)
5.Yo misma voy a matarla. (Ira)
6.No podré contenerme, tu me provocas (Lujuria)
7.Después del asesinato quisiera algo fresco, como ensalada (Gula)
 
 
El orden de estos pecados es intercambiable.  

jueves, 13 de mayo de 2010

Exponerse. Tiro al blanco. Post altamente edípico.

Mi padre es poeta. Uno bueno, por cierto. Obviamente lo digo porque es mi papi y porque voy a escribir sobre eso en este post, pero para que tengan una opinión “objetiva”, si es que puede haber tal cosa tratándose de poesía, ha sido reconocido varias veces. Con eso me refiero a que ha publicado, ganado premios y ese tipo de cosas que le suman glamour y le restan encanto a la escritura. Igual lo dejó hace tiempo y hace otras cosas más propias de un señor aburrido. El caso es que la primera vez que lo publicaron tenía la misma edad que yo (25) y su libro se llamó “Tiro al blanco”. Nos quedan pocas copias, yo guardo una que está toda amarilla y que le dio a mi madre el día de su presentación en Bellas Artes. La portada blanca es como una carta de baraja con un corazonzote rojo estilo dibujo de monografía, atravezado por los círculos concéntricos de un tiro al blanco marcados con los puntajes de acuerdo donde se encajan los dardos al acertar en el tablero. Es más, creo que tiene algunos dardos clavados en el puro infrarealismo setentero. Mi papá escribió el poema que le dió título a su librito pensando en que al publicar su poesía, sus entrañas estarían tan expuestas como si estuvieran al frente de un local de tiro al blanco. Así me siento yo ahora.

martes, 11 de mayo de 2010

Somewhere

En el MUAC hay una exposición (Somewhere) que es, literalmente, un regalo. Nunca pude ver si la curación mencionaba algo al respecto, yo no encontré ningún tipo de explicación en la museografía pero quizá se me perdió. Si los galeristas no contaron esta historia creo que cometen un error:

Cuando Félix González-Torres se enteró que el VIH había hecho mella y que él y su pareja estaban gravemente enfermos decidió entregar la exposición que se encuentra acutualmente en el nuevo museo de la Universidad. Papeles bond que se reproducen una y otra vez con su obra impresa cuya cantidad de copias tiene un peso equivalente al peso corporal de González-Torres y al de su novio, y que los asistentes pueden llevar libremente, tomando "un papel" un poco más activo que el de meros expectadores. La obra es un obsequio, o muchos. Montañas de paletas y de dulces que se ofrecen en las salas del museo y que corresponden, también, el peso del artista y de su pareja. Sí, es cierto, puede resultar medio siniestro, medio creepy, pero se volvieron papel y caramelo y ¿a quién no le gusta el papel y el caramelo? Ahora ambos han muerto y  la exposición es un mensaje en el tiempo (como los de las botellas).  La obra lo ha trascendido y se quedó como un úlitmo regalo para destinatarios anónimos que probablemente lo único que podamos compartir con su autor sea la enorme nostalgia por el breve instante que pasamos en este mundo: There is no better place than here. (He said)

Tal vez reslutó mejor que no conociera esta historia cuando fui a ver la exposición con mi novio (o lo que sea), hubiera llorado como loca y eso no es cool en los museos (soy taaan jota). Por la Ciudad de México hay espectaculares con la obra presentada en Somewhere, vi uno sobre el puente de Municipio Libre, es un ave negra volando sobre un cielo nublado.

Chanti Ollin en primera persona. La okupación a través del espejo.

El Chanti Ollin, casa en movimiento en náhuatl, es un edificio un poco descolorido de la colonia Cuauhtémoc. Se encuentra en una de las zonas más transitadas de esta ciudad y si uno pasa de frente, como los miles de automovilistas que lo hacen a diario con su característica cara de resignación-angustia-prisa, no se alcanza a percibir diferencia alguna con cualquier otro edificio descolorido de la Ciudad de México. De hecho, justo a su lado hay otro edificio que pareciera ser exactamente igual, el gemelo bueno. Si entonces, uno mira hacia arriba, se empiezan a notar sutiles diferencias, como el dibujo de algo parecido a un caracol color azul dibujado sobre el muro de una fachada llena de balcones y un letrero que ofrece un taller de fotografía. No más.

Para entrar no existe, o al menos no es funcional tal cosa como un timbre, uno se arma de estrategias como alcanzar a alguien que vaya entrando o saliendo para platicarle el asunto de la visita “ Oye, mira es que estamos interesados en lo que se hace aquí en el Chanti…Queremos ver quién puede informarnos sobre la chamba que hacen acá…Estamos haciendo nuestra tesis sobre okupaciones”. O bien, se toca desesperadamente al zaguán que quizá alguna vez fue rojo. Una vez adentro del edificio todo es diferente, la mejor descripción que he escuchado (leído) es que el Chanti Ollin es como la casona donde se planea la destrucción del sistema en “El Club de la Pelea”. Sin embargo, hay detalles que ni en el viaje más agudo David Fincher se hubiese imaginado, (neither Palahniuk), pues el Chanti Ollin no es el delirio de un loco, sino de muchos.

Un grupo de seis niños indígenas riendo nos abren la puerta, ¿qué es esto?  pienso para mis adentros que ya estoy encontrando diferencias con las okupaciones en Europa. Es un poco húmedo y muy obscuro, en realidad parece que está a punto de caerse,  en las paredes desgastadas, uno encuentra detalles en colores ácidos que saltan al encuentro: rostros, ojos en las paredes, humanoides amarillos, primas mexicanas de las mordaces ratas de Bansky, letreros. Justo a un lado de Torre Mayor, en el centro-poniente de la ciudad y justo en la médula administrativa que lleva hacia Polanco (como sacado del imposible libro de texto de las okupaciones) existe el Chanti como la madriguera del conejo de una Alicia punk y menos ñoña, menos ingenua. Si bien todas las puertas son del mismo tamaño, igual que las de Alicia cada una presenta perspectivas diferentes. Una tras otra, piso tras piso: grafiteros, rastafaris, artesanos, zapatistas… y sin necesidad de tocar la puerta o girar una llave uno entra a pasadizos que oscilan, como todo en las okupaciones, entre lo público y lo privado y entre lo íntimo y lo colectivo.

Los baños, los pasillos, las relaciones familiares, el sexo, el cuerpo, el empleo del tiempo, el uso que se le da al dinero...Las formas de intercambio son indicios de cambios sociales que surgen desde lo más personal y propio, es decir, desde lo más cercano al cuerpo, al primer espacio que es la vivienda, lo personal y doméstico.  El segundo y tercero, son los espacios que corresponden al trabajo, y al espacio de creación, expresión y descanso, respectivamente. La violencia económica y algunos factores culturales  niegan el derecho a los jóvenes de esta generación la posibilidad del tercer espacio. La violencia económica pone cada vez más en peligro pensar en un trabajo digno y en  tener acceso a una vivienda propia (primer y segundo espacio). 

Antes de eso, la generación marcada por la famosa  X del desencanto, X gritaba furiosa: No hay futuro. Pero estaban equivocados. Después del no futuro, los niños nacidos a finales de los 70s, durante los 80s y ahora 90s, llegaron al mundo después de un duro  reality check generacional, llegan a barrer los escombros de lo ocurrido después de la fiesta (que no era la última), la heroína y las crisis financieras internacionales. Llegaron a encontrarse con un capitalismo voraz y desesperado, sin colágeno y elastina.  Esta generación, lidia con cuerda floja de la desesperanza adquirida para tratar de incorporarnos al telemarketing y a las ventas o bien,  resistirnos y construir un bunker.  Ni-ni: La violencia económica niega derechos humanos a los jóvenes.

¡Feliz no-cumpleaños Alicia!

La era del Sujeto-target, de las masas como zombies. Tras el bombardeo psicológico sobre la seguridad y la salud: El árbol sombrío del consumo insaciable. La administración del cuerpo, del tránsito y de las comunicaciones. Convertirse en un buen operador telefónico y  pedir auxilio al  auxiliar bancario. Sobrevivencia del siglo XXI. El postfordismo y sus trampas de indignidad,  tratar de encajar como colándose a una fiesta donde no te quieren haciéndo gala de resingación. Nada de estar pensando en música o pintura. Nada de terceros espacios. En la hipermodernidad, las revoluciones privadas parecen las más congruentes y poderosas:  Pintándonos el cuerpo y las paredes.

Extrañas iniciativas que se consituyen decidiendo (diciendo) en lo micro, en lo cercano, en lo de todos los días: Vivir sin seguridad social, sin anillos de compromiso, sin propiedad. Como dije al principio de este post.texto, Chanti Ollin quiere decir casa en movimiento en náhuatl y es un nombre con toda la onda del mundo, al ser congruente. Es posible que haya roles criticados en la sociedad de la que proviene y se distingue que se repitan dentro de la casa, eso sucede en algunas casas en Europa, donde incluso se han conformado grupos para estar alerta, como desde el cuestionamiento político los colectivos feministas. Será una cuestión a considerar en nuestras visitas, sin embargo, si algo es evidente es que algo en esta casa se está moviendo.

Durante las visitas que hicimos al Chanti las puertas tenían un funcionamiento peculiar y permeable. En cambio, los espacios se delimitan por atmósferas sonoras: reggae dub, punk, cumbias, risas, discusiones, hip-hop, rock... En ese extraño primer recorrido a media luz, las densas bocanadas nos llevan con la oruga azul prendida a su narguile. Está tatuado de los pies a la cabeza, rapado excepto por un mechón negro de donde sale una larga cola de caballo. En las paredes de su madriguera, encuentro al conejito blanco enfundado en corsé y medias en un póster de Helmut Newton. Comienza la entrevista.



Este es un fragmento (un poco extraño) de mi tesis de licenciatura "Okupación:Nuevas formas de influencia minoritaria" del 2008 que tuve la buena onda de escribir con una beca, bajo el cielo queretano. Se trata de un estudio de caso, el Chanti, analizado desde la perspectiva de las Minorías Activas de S. Moscovici que escribí con Olmo Navarrete Rigo. Se trata de un trabajo locochón y por eso fue plausible este texto sobre la introducción de la casa. Hay matemáticas, entrevistas, análisis, hicimos de todo porque nos gustaba este trabajo y este tema. Pero bueno, ya no les voy a contar mi tesis. Love you malas.

Soliloquio

¡Ah, qué soledad tan inútil! Debería estar preparando pastelitos o jugando con mi capacidad de asombro. Debería de contar las horas de orgullo que puedo tragarme pues el orgullo es una de esas cosas con una capacidad de convencimiento tal, que la gente puede tragárselo enterito aunque sepa amargo. Como los jarabes para niños que suelen disfrazarse de cereza. Aunque con ello los jarabes reconocen que saben a madres. A diferencia de los orgullos, hay jarabes muy razonables.

¡Qué soledad la que me inunda en estos días! Debería de aficionarme a la comedia romántica y a las lloviznas (llovizna, que bonita palabra) pues es muy sabido que son dos cosas que desde que se conocieron ese verano entre los delicados y sonrientes jardines venenosos en Georgia se llevaron de maravilla. Qué soledad tan incongruente, tan rara y tan rebelde, que no se parece a ninguna otra su edad, las que ya van a los bailes y exponen sus entrañas en el café con las amigas. ¡Ah! Qué soledad, cómo ha cambiado, yo la conocí cuando estaba "así " de chiquita, cómo se hizo entre abril y agosto una soledad bella y joven, casta y regia, todo un prodigio de la tristeza y el buen susto. ¡Mira cómo ha crecido! Cómo se ha vuelto inquebrantable y necia esta soledad que sólo piensa en esos malditos poemas de algodón de azúcar que hacías como chiste fácil y en la inmortalidad del cangrejo, que es un pensamiento que mucha gente tiene cuando se está ido, o sea, cuando no se está.

Se queda como si no pasara nada aunque sabe, ¡porque mi soledad lo sabe!, que la nada es una de esas cosas que cuando pasa es como si no lo hiciera. ¡Ah! qué soledad tan apática y floja, debería de estar jugando a catalogar amantes, por sus manos y por sus apellidos de alcurnia, por la forma en la que cada uno mira el mar y por su sabor de helado favorito. Aunque a mis amantes a veces no les gustan los postres ni las cosas dulces, por eso son mis amantes, me imagino. Debería estar jugando a ver de cuál de todos esta soledad, la mía, se ha olvidado menos y a ver si recuerda su forma de escribir y sus muletillas sin-tácticas en este largo tiempo en que en realidad, (oh que razón tenías) no estaba tan sola. Lo siento. Lo siento. Tengo muy malos hábitos amorosos. ¡Ah! que soledad tan mía, siempre buscando el lado amable de la habitación sofocantemente mía, femenina y regresiva, habitación que por cierto, padece de un espíritu muy delicado, sensible y solidario que inevitablemente, irrevocablemente se pone fría cuando tú me faltas.

*Y obvio me pongo a escribir babosadas.

lunes, 10 de mayo de 2010

Ironías de la vida

Conozco desde hace mucho tiempo a una SEÑORA, a quien llamaremos Susana, que se ha dedicado obsesivamente a cuidar y a constuir una familia perfecta e ideal. Es asombroso el enorme éxito que ha tenido superficialmente en tal empresa y el fracaso, definido desde esa perspectiva, que representa la vida íntima de sus integrantes. A saber, el FRACASO desde esa mirada con mamivan del año, jardín perfecto, perro-pedigrí, el club, el control, las escuelas caras muy caras, es parecido a esto:

-Niñas, no se junten con Débora porque se me hace que...¡ES LES.BIA.NA!-. Esta es una advertencia seguramente bienintencionada que hizo Susana a mis amigas y a mí cuando todas, también Débora la-les-bia-na, teníamos como 12 años. Diez años después su hija y su hijo salieron del clóset. Ironías de la vida. Agua mala, muy mala.

*Sí, lo de Susana es por Mafalda.

Malinchismos.

Sobre la pirámide de la luna, me dijo que era la mujer más valiente que conocía. Y luego me dijo que no quería caer en donjuanismos. Maldito. Yo le hubiese perdonado la conquista y me acostaría con él todas las noches tristes de su vida. Así nomás.

Un clásico

No me acuerdo por qué razón un estilista gay me dijo un día que mi cadera no estaba de moda. Claro, eran los noventas y Kate Moss y blah. Santiago lo supo, y me dijo: tu belleza es un clásico....¡ámonos! y se llevó las palmas, todo mi ser pasado de moda y lo que se pudo cargar en año y medio. Me escribía poesía y me trataba como princesa. Me puso el cuerno mil veces con una que otra plebeya....¡ámonos! un clásico.