lunes, 22 de septiembre de 2014

El Dolor. Orografía.


El dolor apareció en la faz de la tierra como un socavón en Siberia. Es una cueva fría e inmensa al noreste del mundo. El dolor se abre en el pecho de una mujer de tierra y fuego. En el centro del alma. En la cúspide de la belleza. Viene el dolor en esa barca de estruendo y escritura.

Todo mundo sabe que nos derretimos por adentro. Cómo se van perdiendo, deshaciendo los polos, poco a poco. Los científicos entregan sus reportes, han medido las marcas del desgaste. Lo sabemos, hasta nos lo decimos con palmadas en el hombro, con vino y con amigas, pero no estamos verdaderamente conscientes de su inminencia  hasta que se han abierto las entrañas de las rocas o la carne. Paseamos sobre los campos de lavandas y certezas hasta que viene el desgarre de las cosas. No de todas las cosas, sólo de las que damos por hecho. 

No conocemos el momento preciso en que el voraz vacío de la vida tirará nuestros techos y paredes para mostrarse, para hacerse evidente al mundo. Evidencia de la erosión histórica 
de la verdad o del amor. No sabemos cuándo es que la obscuridad paleolítica derruirá la risa y se tragará las tardes. Más vale no saberlo, nunca estar listo y sólo caer.


Estoy aquí, otra vez, años después. El dolor se abre paso entre las rocas o la carne  para empezar con su amenaza, de meses o de años de engüirnos por adentro. Pero no. 

No sucede. No ha sucedido. Nada nos ha tragado. Aquí seguimos. Acostumbrando la vida y los ojos al nuevo paisaje. A esa idea telúrica de perderte, de perderte así, hoy. Después de ponerle tanto amor a los días y tratar de ser generosa y de fluir en la vida. Diciéndonos que nunca, nunca más seremos, que nunca más permitiremos...Ahí está. Ha sido un gigantesco hielo cuyo peso acabó por horadar el terreno dejando la superficie de la tierra abierta. Franca y abierta.

Otra vez, un poco a la izquierda de una caja toráxica: la fosa que va al centro de la tierra. Viene el dolor sabiendo que es parte del tejido del mundo. Que también será la paz.

En el fondo de mi alma está el magma donde todo se quema y nace.

Y nace: Del dolor crecen las flores. 

Conozco su barca y su escritura, es barro primigenio.

El amor nos permite sentir mejor al Universo.
El dolor nos permite sentir mejor al Universo.

Quien se escapa no lo sabe. Y qué lástima me dan ustedes, los que no lo saben. Los que se escapan.

Vendrán las flores y serán mías y de otro. Brotará entre mis senos la flor de la belleza, la flor del perdón, la flor de la sabiduría. Mi corazón es la guerra florida. Sacrificio contempo para honrar a nuestros dioses. Los dioses paganos: el dios de la belleza, el perdón y  la sabiduría. Viene el dolor, se ha abierto. Se ha mostrado en la península de Yamal, el fin del mundo. Un gigantesco vacío entre el hielo y el fuego de lo que somos y sabemos. Me conoce, le conozco. Tengo otra cueva en la vida.

En mi alma crecerán todas tus flores.     





                                            Otro crímen quedará sin resolver.                                                     



Aguamala o medusa

3 comentarios:

  1. El dolor y el amor... ay! tan siempre juntos. Tan siempre vivos...

    El texto me produce cierto estremecimiento. Aunque no leo nada que no me lo produzca. Gracias...

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  2. Respuestas
    1. Sí, siempre! pero no había publicado, gracias por leer!!! <3

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