Mostrando entradas con la etiqueta La ciudad y su chica. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta La ciudad y su chica. Mostrar todas las entradas

jueves, 22 de marzo de 2012

Another Tokio Blues Band. Música para volver a la Anarquía.



Soy una escritora débil,
poco temeraria.
Yo nunca sabría cuál es
el último poema que te escribo.       


                              (Sin número, sin título)



2.
Another Tokio Blues Band Present:
Ser sola. Música para volver a la Anarquía.

Yo soy sola.
No voy a heredar nada.
Nadie me ha resuelto el suministro del gas,
o la decoración del departamento.

No tengo padres que pugnen
por tenerte como mi pareja.
Tampoco me compraron un auto.
No tengo ganas, aún, 
de compararme con mi hermano
o de beber tu veneno por justicia.

Soy sola y no, cariño, no.
Nadie lo merece todo,
ni siquiera tú.

(Told ya)
(Told ya)
(Told ya)

Mi padre no podría venderme.
Soy sola y
cuando me dispuse a seguir
ese plan que nos fijamos
(solos)
fue demasiado-invierno-para-tí.

¿Anarquía?

Se que en el fondo te aterra
que no tenga más dote
que los ángulos del rostro.

Tal vez hasta te enfade
la  filiación
heredada por las letras.
La amenazante posibilidad
de la pobreza
(que no te crees capaz
de derruir).

¿Anarquía?

Dejaste de leer,

dejaste de escuchar
y yo abrí todas las puertas.

Las equivocadas también.

La Revolución tenía que ver
con el amor ¿recuerdas?
También tenía que ver con el amor.

Te volviste esclavo de la rabia
y esa no es una causa justa, cariño.
Ella te tirará el pelo y los dientes.
Te quitará la vida,
la vaga posibilidad de hacer poesía.

And I told you.

Tal vez un día
notes que
nadie lo merece todo, amor,
ni siquiera tú.

¿Anarquía?


Anda respira,
no tienes obligaciones históricas.
No es tan malo querer suegros adinerados.
Te entiendo, puedo verla, 
yo fui como ellas:
Tiene más dinero y
su cabello es más dócil.

And I told you.
Told you.
Told you, and you know something?

My name means Grace.

And I told to myself
long time ago
but is so fucking sad.

Soy sola,
sólo tengo estas ruinas,
la imperfección audaz
y la vida,

que sigue llena de música.

Yo soy sola.
Pero también soy una mujer acaudalada,
ya sabes que siempre lluevo, honey.
And I've just told you,
told ya,
told ya.

¿Anarquía?

Ella no es para todos.

Se que no me pediste mi opinión
pero no es para tí.

Tú no sabes nada sobre mí.
Que los fuegos de tu vida son mis fuegos.
Que la belleza me atraviesa.
Que he movido todo el mar para dejarte.
Eight fucking years, dear.

No honey, I'm not your your shield.
I'm not a battlehorse.
My body is a battleground,
my name means grace
and i've just told you, honey.
 
No imaginé jamás que tu fuga
fuera hacia el pasado
¿Es esta mi profecía autocumplida?
Oh lo es.
And I told to myself
but is so fucking sad
 
Anda respira,
siempre lo supimos.
Sigue los decretos de tu sexo;
quieres una mujer más obediente
y más simple.

I have just told you.

          I've used to friend with trees... y la vida sigue llena de música. Súper lyrics de Niki and the Dove.

 

Problemas de origen. 

m. Principio, motivo o causa moral de algo.


Noche de ciudad y de tierra mojada
y engañosa.
Tu amor fue todo equinoccio.

Pensábamos que todo era posible,
pero el tiempo estafa a los sentidos
con la forma de los días:

Son las propiedades psicológicas del rayo,
lo que sucede al agua con el fuego.
La luz en la obscuridad,
es la consecuencia lógica
de un solsticio poderoso, mira:

Con las manos arriba
y semblante esperanzado,
dejamos ir a los amores
que desearon la muerte
en el invierno,
(como algunos árboles
y algunos pájaros).

Amor nacido del equinoccio,
frente a una orilla de la tierra.
Entre los ires y venires
de la economía,
tratando de perseguir 
o de esquivar
una vida profesional equilibrada,
o la silueta de una mañana perfecta.

Era eso: La Vuelta del Sol.
Aguabuena y Perséfone.
Son esas flores
reventadas en el piso,
baño de jacarandas.
Anuncio de nuestra larga
temporada de fiesta.

Fiesta.

Mi amor nació con esas luces
que se proyectan
sobre la piel
de los amantes,
Venus Basquiat,
tarde naranja y perla.

Agua que corre
por esta Ciudad
de magia blanca y negra.

Amor diluvio, era eso.
Un extraño paisaje.
Cosa de los brujos,
que comprenden a los astros.
Materia del clima y
del misterio de los círculos.

Era eso, sólo eso,
una metáfora sencilla:

Un año bisiesto,
agua cayendo sobre la tierra,
luz originaria.
Esta ciudad
haciendo primaveras,
eras la posibilidad o
mera confusión.


Aguamala o medusa.




Esta es como la Maldita Primavera, mais très modérée. Clic.









miércoles, 14 de marzo de 2012

La Mala Educación Sexual. Tratado sobre tus Límites.


Sí, ya sé que estás enredado.

Salí con las chicas, terminamos en el jazz del España y no importó tanto que me abandonaras por la noche. Hubo un homenaje a Sonny Rollins, cariño. La pasamos bien, me encontré con mis socios por la noche y conocí a un chico lindo y argentino, que trabajaba para Dior y parecía  menor de lo que me aseguraba. Mientras me reía con él, recibí tus mensajes telefónicos y tuve una sensación conocida, giré sobre la vida y me pareció que intentabas persuadirme para retomar el meticuloso cuidado que dábamos a la vieja colección de tus mentiras. Como almanaque arcáico y sin sentido, hubiera lanzado mi teléfono hacia el muro de la Catedral pero me han cerrado la terraza, así que me he lanzado yo: Mientras colaborabas en la mudanza de la turista, un deportivo rojo me ha llevado a casa.

Me puse esa falda que provoca estragos. Y quería, de hecho, causártelos a ti. Desarmarte. Quitarte la calma que tanto trabajo de cuesta conseguir. Rendirte y elevar, como el trago apresurado que sube la temperatura del pecho herido y frío, tu ya de por sí acelerado temple. Agitar tus faltas con mi falda. Tu falta de control por querer permanecer en todas las mujeres que se estrellan -porque se estrellan- contigo. Tu falta de determinación frente a los espejos  y tus cortos y tus largos y la ex. Estás enredado, vas tropezando y yo te siento dentro de mis huesos. Contigo, palpita la extraña memoria de la carne cuando añora y pide. El deseo, que es nuestra desgracia y la de muchos:
Tu carne marcada con los signos de los dioses viejos. Tu piel que tiene eso de vital y de terreno que tienes para ser y para darte. Falda de algodón color Bagdad para tí, porque te vuelves ciego y pareces un poco borracho y un poco perdido en este juego. En la tentación subrepticia de la posesión y atropofagia. Aún juegas. Siempre jugamos. Y así, perdido y perdiendo, entregas tus armas y arrastras tus horas por la paz de las piernas que siempre, (siempre) te han dicho que sí. Piernas dispuestas como el hogar o la aventura…Enfocas la lente empañada para ver los gestos que te excitan. Miro tu rostro esperanzado y torcido. Tu mirada extasiada en un túnel del sexo como si fueras  asesino o artista.

Pensaba que prestarse a la fatal caída de algodón color Bagdad era una cuestión, sí, un poco maliciosa, pero si lo piensas bien, verás que llevarte al lugar que conocemos con premeditación, alevosía y ventaja. Seguir el implacable mandato del deleite, entre nosotros, sólo puede ser un intermedio, un interludio de bondad.

[¿QuÉ eS eL PLaCeR?
Sust. a ind idem. Es la sensación, tan efímera y transitoria como real, de transformar nuestro lugar en el mundo en el encuentro con el otro. Incluso, alguien menos egoísta, diría que es el súbita renuncia a ese lugar para pertenecer a algo mayor.
a) La Umbralidad
Estar en lo trans, en el train de que hay en el rose es estar a punto de explotar. Esta sensación, por contingente, es aparentemente ilusoria pero con la repetición de esa ilusión en la historia del sexo, de efímera deviene eterna.
b) La voluptuosidad.
La voluptuosidad es una propiedad de la sensualidad, y está suscrita al afán de alargar y ceder a una sensación: la del placer. La voluptuosidad es ese dejarse ir en el goce y sentir que los límites se expanden.
c) El Ritual.
Es aquello que emerge desde el vaivén de los centros, el placer existiendo y explotando, siendo. El placer que surge primitivo desde el centro del cuerpo y de la tierra, como la posesión del fuego. Así de humano.
d) La Mística.
El estado de trance inducido, fugaz delirio de tenerlo todo, de serlo todo, de fundirse en todo (de ser dioses) y luego desaparecer (ser Dios). Dulce y pequeña muerte. Lo que se llena de volumen en la “voluptuosidad” es entonces, la sensación de placer. El goce que viene del afán de traspasar el límite de la piel que se confunde, de transgredirse y en ello, ser
con el otro, crecer y transformarse en el cuerpo, de expandirse en el encuentro del tacto, impregnándose de todo fuego. Fuegos.
Es extrema conciencia del límite al transgredirse. Los límites de la piel. De los humores. Del ser. En tus deliciosos y escarpados bordes, en la frontera vencida. Me gusta tu límite. Me gustan todos tus límites.
                                                                                                                                      No, soy incapaz de decirlo. Tal vez no puede deicirse

B o R d E r L i N E o F u S.

Al final, tomaste tus decisiones, dijiste tus mentiras y te enredaste entre las sábanas de una larguísima trampa de autosabotaje y cobardía. Pero la falda y las heridas de presencia determinada y vengativa, están como todas las cosas y la gente para cumplir el mandato de sus vicios o sus amos: Estrellarse con alguno como tú.
Estragos en tu honor y a tu nombre. Farra de miércoles para mirar las luces de variedad de este país que se odia. Para desenterrar la frustración de la que estás enamorado. La mía, cuando cualquier cosa se trata de ti, dueño de dos o tres naufragios. Estragos, aprendidos de las brujas y las geishas para explotar miradas y volar cabezas. Movilizar las manivelas del deseo, sus cuerdas. Estragos, por la cobarde ausencia de tu mirada sobre mi falda, por tu incisiva falta con (entre) mis piernas. Sin espacio posible para la premeditación pero con toda alevosía y ventaja, me estrellé con cada hombre que no eras tú y les dejé suponer mis fronteras, mis bordes, mis límites. Poseer el fuego y encontrar la paz.

Aguamala o medusa


miércoles, 25 de enero de 2012

Esa música de corazón valiente.


Después de dejarte fui a los Viveros.
En medio de un jardín de árboles altos, comencé a escuchar las gaitas, sola.
La vegetación me impedía ver a los músicos  que se sentían tan cerca,  
que la música  parecía salir del bosque o de mí.  
La ciudad abraza a su chica.
(Y haremos el amor mientras tu creces).

Aguamala o medusa
Celtíbero lamento es consuelo citadino
Clic into the music.

lunes, 26 de septiembre de 2011

La Chica y la Ciudad.

Ella es la Ciudad. Ella es el monstruo.

Esta ciudad,
hidra multifásica
de vocación lacustre,
de impronta telúrica.

Esta ciudad,
crece y se repite,
como todos nosotros,
hijos y fantasmas:
México vuelve. Emerge.

Terribles tambores
bajo las rocas,
en las miradas
subeterráneas.
Este es el centro.
Aquí se gestan
las revoluciones arquetípicas.
Ciudad Dante, Cuidad Virgilio.
Ciudad loca. Ciudad Maga.

Beatriz perfilada,
en tu luz ámbar,
de mandala exótico.
Ciudad como diáfana sospecha
de estos dioses contundentes,
descarnados y tullidos.

Volver desde Europa y sus sepulcros,
de la Europa mito, de la Europa muerte,
soledad de mundo primero,
concurrida farsa de Barcino:
No. Sus muros no son más sabios
que los de este valle
que es pozo de brujos.

El caos de la urbe
es el caos en mi pecho.
Mi propia vuelta me aterra:
Se es con la ciudad y esta ciudad es infinita.
Somos así: Vértigo de límite escindido.

Después de los héroes perdidos,
de las horas rotas 
de la mujer rota:
necesito volver.

Tengo que ser engullida
por el monstruo de aceras tuertas,pertenecerle,
Ciudad de México.
Prueba al temple de mis venas,
de mis pasos llenos.

A imagen y semejanza,
sigo el afán poético
de nuestros padres desnaturalizados:
Cronos tibio y cotidiano, 
Coatlicue impaciente, moderna.

 


I. Metro.

Escaleras
eléctricas
paralisadas,
tennis rosas
de darklolita.

II.

Paz y Orozco
guardan nuestro carísimo secreto:
beso
nocturno
en San Ildefonso.

                              

Medium.

Me preocupa que el mesaje de equinoccio
sea siempre el mismo:

Que te acercas y que está mal.

Septiembre es un niño cruel
que pasa con la lluvia haciéndose el tonto.

Septiembre deja su bomba de verdad inclemente
en el centro del valle.

Y tú que vienes con los palacios viejos
que tratamos como héroes
porque nos hacen justicia estética.
Que vienes con el cine. El cine.
Que vienes con las aceras mojadas
que llenan nuestros pasos
de criaturas de ciudad grande y agitada.

Mi labios de manzana partida
se agrietan con el viento que pasa,
anunciándote.

Septiembre es el insólito mensajero 
de un deseo incauto:

Te acercas,
pero no llegarás.

                  

Tales from his bed II.

Pedacitos de mi boca
en cada equina
del fin de semana.

Jalapa y Obregón.

Ésta boca es tuya.

                 


Tuétano.

Amor sin tiempo,
inoportuno.
Hilo gélido entre cada sístole.

Tienes esta sesación de tren perdido.
Pulsar. Vaivén.
Tregua silente de un anehelo que insiste:

Soy el signo de flores
en la piedra de sol
que llevas en la espalda.

Soy la carne bajo el pedernal de tu carne.
Magma. Certeza.

No te quiero en la vida,
sentado a la mesa,
al volante del auto.

No te quiero en la vida cruda y simple.
En la vida infame.

Nuestra sustancia se parece al barro primigenio
y tiene el nombre de una espera mítica y estéril:

Ulises. Soplo de nostalgia marina.

El tejido que deshago por las noches es el propio.
¡Oh, Penelope indispuesta!
Carne. Fuego.
Ulises moderno.
Ulises perpetuo.

Deseo puro. Materia prima.

Último habitante en la oquedad del hueso,
tuétano.



                       Aguamala o medusa. 


Obviamente todos los nombres fueron cambiados para salvaguardar la integridad emocional de los personajes. Este texto queda tan sólo como testimonio poético de lo que no se debe hacer en un anecdotario fantástico. Gracias por leer morros. Sí, más o menos así: ¡Click aquí!

jueves, 31 de marzo de 2011

Efecto mariposa y otras cosas que muerden.

Efecto  Mariposa


Qué envidia me da esa niña que te obsesiona, 
imaginarte dando vueltas por la noche
tomándote las sienes,
mientras te lleva el sueño
de sus piernas como olas,
impidiéndote escribir
y pensar correctamente.

Qué sadismo me provoca
ver mansa y trastocada
la implacable soberbia
del hombre y del artista.

Yo, maravillada, mirándote perdido,
pensando en frases hechas,
abatido en las ridículas inercias
del encuentro absurdo
que te ha volado los sesos.

Luces bien, cariño.
Eres justo como te había imaginado.
Eres el toro herido.
La belleza de la derrota.
Y no se si deba curarte o acabar contigo.

Qué envidia que alguien controle tus humores
y conduzca manos y deseos
sobre el cráter palpitante
que hace arder tu pluma
como artista adolescente.

¿Por qué no has reventado en mí?
¿Por qué no soy yo quien te tiene en tal estado?
Será que parece demasiado bueno, que da miedo...
Me fascina verte padeciendo.

Ella aletea, yo tempestad.



Diálogos desde mi Fausto interior (Behave yourself)

Obscuridad interior,
luz interior y tú,
que estás parado en el umbral.

No me importa jugar con fuego,
es mi elemento.
No hice la confirmación.
No me abofeteó la iglesia católica,
(directamente).

Me siento tentada
a seducirte, Mefisto.

¿Caerás?


Tales from his bed II.

Siempre me ha sorprendido
la habilidad de algunos hombres
para interpretar la moda femenina.

Tú, que no conoces
todos mis disfraces,
tienes un talento oculto.
Contigo, estoy elegantemente
descubierta.

Me gustaría, a cambio,
como en un trueque erótico,
darle buen uso
a tu memoria fotográfica:

Seda roja
sobre piel deseante.

Medias negras
sobre sábanas agenas.

Encaje sobre duela.

Inmoral-mirada-sobre-tí,
(sobre todo lo que eres)
te acecha
       desde
               el  reflejo
                   del televisor
                              apagado.

Plata sobre gelatina,
en la Colonia Roma.


IV. Pequeña imperfección.

Tuvimos un amor maravilloso,
casi perfecto:

¿No podrías haber sido tú
el que se quedaba llorando
mientras yo te dejaba?

Ese poema no es para tí.


Esos viejos rituales.

Honremos, cariño, a la Gran Tenochtitlan,
quiero
       comerte
                 el corazón.



Claridad.

Tengo la ligera sospecha
de sólo ser comprendida
por un whisky y Los Smiths.


(Íntimo homenaje al poeta de Orihuela).
Improbable Tauromaquia.

Hermoso y terreno,
eres hombre y eres toro.

Con los ojos fijos en la vida
te mueve un rojo y palpitante instinto.
Muerdes el polvo con elegancia
y todas las tardes se arrastran contigo.

Hermosa y franca criatura,
te conozco en lo profundo.
Te se marrajo.
Sabes que esperan que caigas,
y tú miras y corres y embistes.

Encuentras, abatido,
la gloria en el castigo”,
para demostrarte esas dos o tres cosas
que no se comprenden
a la sombra.

Así que ve a la arena
y sangra.
¿Valor y hombría?
Es cierto, en parte.
Pero lo que añoras,
es cuestión de instantes
y de formas:

La ejecución precisa
de la vieja danza
de Eros y Tanatos.
Se que no deseas
el bucólico indulto,
sino un teatro de muerte
.........................(estética).

Y toda roja yo,
con el poder de
convertirte en bestia,
cumplo con mi parte en la faena y
me dejo llevar,
como vuelo de capote,
por aldinegra embestida.

Cariño mío, soy yo la flor, la tuya,
también errante, también taurina.
Sabes que me tendrás
precisa y tarde.

Un domingo de fiesta
llaceremos en el ruedo.
(Sólo llegaré flotando
al final de tu vida).



Aguamala o medusa.
I'm a jealous girl i can't relate.


Esta canción tiene una imagen parecida a esos reflejos grises en el televisor apagado, sólo que Stellastarr dice: i wanna see your face in the reflection of my bedroom stereo. Si no entienden de qué hablo deben dar una vuelta más por este blog.  Sweet troubled soul. Denle click. Súbanle.





domingo, 20 de febrero de 2011

El sueño del Rey Salomón. Esos días de ocho y medio.


Después de la intensa y conflictiva relación que mantuve con Pier Paolo Pasolini durante la universidad, no creí que me enredaría tan fácilmente con otro italiano. Tenía un apetito voraz de algo asiático y muy posmo: Ese cine de luces magenta. Pero la cinefilia como adicción es caprichosa, y si alguien saca de su cajita de drogas la mezcla adecuada, sólo puedes engancharte. Y miras. Miras hasta que tienes demasiado, que es lo que pasa con el cine y con los hombres.

Tal vez esa extraña fotografía con la escena de “Y la nave va”, que por algún misterioso motivo, colgaba de la pared de la cafetería de Filosofía y Letras, a donde tantas veces fui buscando chilaquiles y teoría psicoanalítica, me estaba dando algún tipo de señal. Tal vez, el ocaso de un amor largo y poderoso, anunciaba, como premonición, que llegarían los días de un diciembre que fue más cálido que de costumbre y que instaló en mi vida una atmósfera peculiar y citadina. Cierta estética. Cierto estado al que podría llamar novelesco o quizá, onírico, o cinematográfico, pero para usar la palabra correcta, debería de decir que esas fueron para mí, semanas fellinescas. Así, que aún en mis veintes, a finales del año en el que no vi la mar, me encontré brutalmente acribillada, flanqueada, por la precisa y escandalosa obra de Federico Fellini, todo él. Todos ellos.

El acecho psicomágico, mi necesidad, mi búsqueda, se volvió una obsesión disfrazada de dulce acompañamiento vespertino. El ciclo planeado por la Cineteca Nacional y el Instituo Italiano de Cultura, transformó mi enésima crisis en un paseo cinematográfico por mis debates y arquetipos. Pero, en fin, para eso es el cine y para eso es el arte hasta cierto punto. Lo que es extraño, lo que es sórdido, es que vida y pantalla entraron en complicidad sincrónica y, acompañada de “ellos” de casi todos ellos, comenzaron esos que he llamado, mis días de ocho y medio.

Se que mordí el anzuelo porque nombraron la muestra como Tutto Fellini y yo tenía ganas de aprehender un lenguaje, de verlo todo, de ir de cabo a rabo de una manera de ver el mundo, de gastarme una mirada completa, una pasión. Fui a Fellini con el afán de hacer complicidad, que es lo mejor del amor, de hacer un puente entre él y yo; (ÉL Y YO) y entonces comprender que era posible para mí, que no había sido una oportunidad solitaria que había perdido para siempre por no saber mantener una relación. Fui a Fellini para darme cuenta de que podía seguir participando en la construcción de lo íntimo con alguien.

Todos ellos, por supuesto, son los hombres equivocados para casi todo lo práctico en la vida, y no porque lo sean para todas las mujeres, el ajedrez imperioso de las ciurcunstancias me tiene en un lugar comprometido y no, resulta que no, que por el momento toda abdicación es imposible, que las cosas no pueden ser simples y que no se puede más que jugar duro. Ninguno es para mí aunque todos sean un poco míos.

Calladamente y de vez en cuando, espero que haya marcha atrás y la cultura me perdone. Me pregunto asustada si en verdad no habrá un hombre para mí y si eventualmente dejaré las fellinadas por los cuentos de hadas, pero de un tiempo para acá, por las heridas y los bares (y las películas), no puedo conformarme con tan burdas prioridades. Sé que parece que hablo con soberbia pero no ha sido una conclusión calculada sino consecuente de mi historia. Y justo ahí, el origen de esta coincidencia con Giudo, con Fellini: Tuve miedo de no ser capaz de una historia y me puse a buscar una, especialmente, con los implacables métodos del inconsciente, que pueden ser desesperados y  que por ser contundentes, luego dan mucha risa. La vida se me había vuelto muy escasa de inspiración y de deseos, esas cosas que no hacen mucho ruido cuando se marchan pero su ausencia es honda y paraliza.

Ocho y medio: Me tiras el tarot, bajas con una chica insípida y perfecta la escalera de la sala de cine con tu sonrisa de niño para saludarme, me miras con anhelo, te presento a Hernández, me besas por la noche, me dejas tu escenario, me dejas tu escritorio, me dejas, me muestras el infierno que sí tiene luz roja, bailas conmigo, te robo el libro que olvidaste en la cantina, me hablas duramente, andamos por la calle,  te hago el desayuno, miramos un show que me conmueve, me das regalos con culpa, vamos al cine, me lees un cuento de Bolaño, tenemos sexo tántrico, cocinas para mi, me tomas de la mano, desapareces, me buscas, me miras bailar, hacemos planes, me dices cosas horribles, vamos a ver a Von Trier, sabes que eres un machista, me escribes, me dices que me extrañas, te digo lo que pienso, hacemos el amor en la ventana, me llamas borracho, me llevas al museo, te llevo al museo, une semaine de bonté, me besas en la boca, me besas toda, discutimos, vamos por unas chelas, me hablas de Rilke, dejo mis cosas en tu cuarto, me declaras tu amor frente a todos, Nina Simone, te vas con otra, vemos el paisaje de alcohol y pólvora,  no me llamas, hacemos el amor, me quieres libre, me quieres para tí, me quieres hoy, me rechazas, fumamos, me cantas, tocas el piano para mi, quieres escribir conmigo, quieres vivir con otra, tuve el sueño del Rey Salomón y preparaban todos juntos la cena navideña, te lo cuento, Patti Smith, llego a tu casa, estás enamorado de mí, estoy enamorada, estás contento, estás celoso, hacemos el amor en la cocina, cantamos en el auto, el agua es más bella despeñándose, bebemos mezcal, vamos al jazz, vamos a ver a Fellini, tutto, tutto Fellini.

                                                                         F I N.

Cómo quisiera poner aquí lo que nos pasa, lo que hacemos, sus nombres como guía psicomágica, como mapa en mi existencia, sus psicopatologías que empatan tan eficazmente con las mías, pero ya me muestro demasiado y no podría narrar toda esa intimidad por el pudor de lo inmediato y lo reciente, toda esa posibilidad, que por eso es bella y por eso, también, un poco dolorosa. La avidez de tinta cede, pues de mi Fellini y los suyos han habido curiosas consecuencias en blanco y negro, (negro y blanco) entre otras, éste y muchísimos otros-inútiles-poemas, al que por cierto, no se cómo nombrar; así que si quisieran sugerir un nombre o les gusta el que se me ha ocurrido, tengan la bondad de comentar.

Un beso largo de Medusa.


Y la nave va.

Con cierta gracia,
te meces de un lado a otro,
de mi insolente vanidad.
Parece que quisieras
reservarme para el postre.
Pero usamos los mismos trucos, Guido.

¿Me has estudiado, colega,
o sólo te reconoces en mis gestos?
En verdad piensas que...
-¿cómo fue que lo dijiste?-
“Que no intentas nada conmigo
porque tienes la certeza
de que te engancharías
como un loco.”

O sólo tiras para comprobar que aciertas.

Quizá tengas razón y
es materia inflamable
el espacio entre nosotros.
Si se cometiera la imprudencia
de tirar el fósforo,
tú y yo, volamos,
nos volamos
y nos vamos a otro mundo,
(uno lleno de delicias)
o nos hacemos pedacitos.

El veneno sigiloso
de aquello que es certero
sólo se reconoce mediante un buen olfato.

¿Quieres echarme las cartas y
sucumbir ante la fatal idea
de un destino con Medusa?
¿O que nos volvamos, tan sólo, humocaracola?

No tenemos remedio.
La vida está llena de formas
y me gusta nombrarlas contigo.

Vamos tropezando con
los personajes sórdidos
de un circo post
mientras nos sentimos
fellinescos.

Ya me sabes, nos conocemos.
Las musas, de vez en cuando,
se encarnan en anatomías masculinas
que analizo por oficio.
No necesito un jeque blanco.
Los tengo a todos y a ninguno.
La bella indiferencia
es un buen recurso cinematográfico.
Quería ser Claudia pero soy Guido.

Somos gente de historias.
Coleccionistas.
Son las luces de variedad que nos seducen.
Y tus ojos son humo de sándalo,
mientras amaneces con otra.

Esta noche, sin tí y en tí
me siento como un fantasma.
Escribo el guión,
desde tu trinchera urbana favorita.
En otro país y en otro tiempo,
lejos del mediterráneo afán
que te llevó a mi puerta
esa extraña noche de Cabiria.

Esta nostalgia neorrealista
me confronta y se me estrella
frente al primer cuadro
de la ciudad abierta
donde amamos y vivimos.

Esta noche, soy la forma femenina de un anhelo.
Y esperando una locura, la tuya,
me leí tus libros
y me bebí el café que dejaste
irremediablemente frío.

Así es la dolce vita,
me apodero de tu ausencia
mientras sigues soñando
en ocho y medio.

Aguamala o medusa.
(Prometo que mi siguiente post será de esos chistositos).

                                                                     Tutto Aguamallica

martes, 11 de mayo de 2010

Chanti Ollin en primera persona. La okupación a través del espejo.

El Chanti Ollin, casa en movimiento en náhuatl, es un edificio un poco descolorido de la colonia Cuauhtémoc. Se encuentra en una de las zonas más transitadas de esta ciudad y si uno pasa de frente, como los miles de automovilistas que lo hacen a diario con su característica cara de resignación-angustia-prisa, no se alcanza a percibir diferencia alguna con cualquier otro edificio descolorido de la Ciudad de México. De hecho, justo a su lado hay otro edificio que pareciera ser exactamente igual, el gemelo bueno. Si entonces, uno mira hacia arriba, se empiezan a notar sutiles diferencias, como el dibujo de algo parecido a un caracol color azul dibujado sobre el muro de una fachada llena de balcones y un letrero que ofrece un taller de fotografía. No más.

Para entrar no existe, o al menos no es funcional tal cosa como un timbre, uno se arma de estrategias como alcanzar a alguien que vaya entrando o saliendo para platicarle el asunto de la visita “ Oye, mira es que estamos interesados en lo que se hace aquí en el Chanti…Queremos ver quién puede informarnos sobre la chamba que hacen acá…Estamos haciendo nuestra tesis sobre okupaciones”. O bien, se toca desesperadamente al zaguán que quizá alguna vez fue rojo. Una vez adentro del edificio todo es diferente, la mejor descripción que he escuchado (leído) es que el Chanti Ollin es como la casona donde se planea la destrucción del sistema en “El Club de la Pelea”. Sin embargo, hay detalles que ni en el viaje más agudo David Fincher se hubiese imaginado, (neither Palahniuk), pues el Chanti Ollin no es el delirio de un loco, sino de muchos.

Un grupo de seis niños indígenas riendo nos abren la puerta, ¿qué es esto?  pienso para mis adentros que ya estoy encontrando diferencias con las okupaciones en Europa. Es un poco húmedo y muy obscuro, en realidad parece que está a punto de caerse,  en las paredes desgastadas, uno encuentra detalles en colores ácidos que saltan al encuentro: rostros, ojos en las paredes, humanoides amarillos, primas mexicanas de las mordaces ratas de Bansky, letreros. Justo a un lado de Torre Mayor, en el centro-poniente de la ciudad y justo en la médula administrativa que lleva hacia Polanco (como sacado del imposible libro de texto de las okupaciones) existe el Chanti como la madriguera del conejo de una Alicia punk y menos ñoña, menos ingenua. Si bien todas las puertas son del mismo tamaño, igual que las de Alicia cada una presenta perspectivas diferentes. Una tras otra, piso tras piso: grafiteros, rastafaris, artesanos, zapatistas… y sin necesidad de tocar la puerta o girar una llave uno entra a pasadizos que oscilan, como todo en las okupaciones, entre lo público y lo privado y entre lo íntimo y lo colectivo.

Los baños, los pasillos, las relaciones familiares, el sexo, el cuerpo, el empleo del tiempo, el uso que se le da al dinero...Las formas de intercambio son indicios de cambios sociales que surgen desde lo más personal y propio, es decir, desde lo más cercano al cuerpo, al primer espacio que es la vivienda, lo personal y doméstico.  El segundo y tercero, son los espacios que corresponden al trabajo, y al espacio de creación, expresión y descanso, respectivamente. La violencia económica y algunos factores culturales  niegan el derecho a los jóvenes de esta generación la posibilidad del tercer espacio. La violencia económica pone cada vez más en peligro pensar en un trabajo digno y en  tener acceso a una vivienda propia (primer y segundo espacio). 

Antes de eso, la generación marcada por la famosa  X del desencanto, X gritaba furiosa: No hay futuro. Pero estaban equivocados. Después del no futuro, los niños nacidos a finales de los 70s, durante los 80s y ahora 90s, llegaron al mundo después de un duro  reality check generacional, llegan a barrer los escombros de lo ocurrido después de la fiesta (que no era la última), la heroína y las crisis financieras internacionales. Llegaron a encontrarse con un capitalismo voraz y desesperado, sin colágeno y elastina.  Esta generación, lidia con cuerda floja de la desesperanza adquirida para tratar de incorporarnos al telemarketing y a las ventas o bien,  resistirnos y construir un bunker.  Ni-ni: La violencia económica niega derechos humanos a los jóvenes.

¡Feliz no-cumpleaños Alicia!

La era del Sujeto-target, de las masas como zombies. Tras el bombardeo psicológico sobre la seguridad y la salud: El árbol sombrío del consumo insaciable. La administración del cuerpo, del tránsito y de las comunicaciones. Convertirse en un buen operador telefónico y  pedir auxilio al  auxiliar bancario. Sobrevivencia del siglo XXI. El postfordismo y sus trampas de indignidad,  tratar de encajar como colándose a una fiesta donde no te quieren haciéndo gala de resingación. Nada de estar pensando en música o pintura. Nada de terceros espacios. En la hipermodernidad, las revoluciones privadas parecen las más congruentes y poderosas:  Pintándonos el cuerpo y las paredes.

Extrañas iniciativas que se consituyen decidiendo (diciendo) en lo micro, en lo cercano, en lo de todos los días: Vivir sin seguridad social, sin anillos de compromiso, sin propiedad. Como dije al principio de este post.texto, Chanti Ollin quiere decir casa en movimiento en náhuatl y es un nombre con toda la onda del mundo, al ser congruente. Es posible que haya roles criticados en la sociedad de la que proviene y se distingue que se repitan dentro de la casa, eso sucede en algunas casas en Europa, donde incluso se han conformado grupos para estar alerta, como desde el cuestionamiento político los colectivos feministas. Será una cuestión a considerar en nuestras visitas, sin embargo, si algo es evidente es que algo en esta casa se está moviendo.

Durante las visitas que hicimos al Chanti las puertas tenían un funcionamiento peculiar y permeable. En cambio, los espacios se delimitan por atmósferas sonoras: reggae dub, punk, cumbias, risas, discusiones, hip-hop, rock... En ese extraño primer recorrido a media luz, las densas bocanadas nos llevan con la oruga azul prendida a su narguile. Está tatuado de los pies a la cabeza, rapado excepto por un mechón negro de donde sale una larga cola de caballo. En las paredes de su madriguera, encuentro al conejito blanco enfundado en corsé y medias en un póster de Helmut Newton. Comienza la entrevista.



Este es un fragmento (un poco extraño) de mi tesis de licenciatura "Okupación:Nuevas formas de influencia minoritaria" del 2008 que tuve la buena onda de escribir con una beca, bajo el cielo queretano. Se trata de un estudio de caso, el Chanti, analizado desde la perspectiva de las Minorías Activas de S. Moscovici que escribí con Olmo Navarrete Rigo. Se trata de un trabajo locochón y por eso fue plausible este texto sobre la introducción de la casa. Hay matemáticas, entrevistas, análisis, hicimos de todo porque nos gustaba este trabajo y este tema. Pero bueno, ya no les voy a contar mi tesis. Love you malas.